En la década de los 90s hubieron muchos delanteros sobresalientes en Sudamérica, tal vez el centro delantero más representativo de todos haya sido Gabriel Omar Batistuta, otros delanteros argentinos destacados aparecieron a finales de la década de los 80s, como Claudio Caniggia.
Caniggia tuvo una conexión especial con Maradona, esa relación se plasmó en el mundial de Italia 1990 y en la primera fase de USA 1994. Maradona era el socio perfecto que tuvo "el pájaro" en la selección albiceleste, paseo su fútbol por Italia, Escocia y Argentina.
Otro argentino imparable a la hora de meter goles fue Hernán Crespo, un centro delantero fuerte con un gran cabezazo. En su país se creó la polémica si podía jugar a lado de Batistuta, dos jugadores de las mismas características, de todas formas Crespo no decepcionó en los equipos en que jugó, la mayoría en Italia.
Del otro lado de la cordillera llegaron dos delanteros que hicieron historia para la "roja" chilena, la dupla Za-Sa. Ivan Zamorano fue un delantero que brilló en España, Italia y México, cumplió el sueño de jugar un mundial y ganar la medalla de bronce en las olimpiadas de Sydney 2000. En una decisión pocas veces vista en los equipos grandes de Europa, el Inter de Milán para contentar a sus flamantes delanteros, le dio el número 9 a Ronaldo y el 1+8 a Zamorano. El último año de su carrera se dio otro gustito aparte, jugar para su amado Colo Colo.
El otro integrante de esa "dupla de oro" chilena fue Marcelo Salas, un jugador con un olfato goleador único, se mostró en la Universidad de Chile que lo catapultó al River Plate argentino, llegando luego a Europa y conformando un equipo de estrellas en la Lazio que logró su segundo scudetto, escribió una página dorada con su selección en el mundial de Francia 1998.
Cada uno de estos jugadores fue pieza fundamental en los equipos donde jugaron, la televisión logró popularizar a nivel mundial sus goles y volverlos ídolos del planeta futbolístico.
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